su naturaleza es flaca y de corta duración; y que se
gobierna más por la suerte, que por su virtud. Porque
si bien se mira, se hallará, por el contrario, que
no hay en el mundo cosa mayor, ni más excelente; y
que no le falta vigor ni tiempo, sí sólo aplicación e
industria. Es, pues, la guía y el gobierno entero de
nuestra vida el ánimo, el cual, si se encamina a la
gloria por el sendero de la virtud, harto eficaz, ilustre
y poderoso es por sí mismo; no necesita de la
fortuna, la cual no puede dar ni quitar a nadie bondad,
industria, ni otras virtudes. Pero si, esclavo de
sus pasiones, se abandona a la ociosidad y a los deleites
perniciosos, a poco que se engolfa en ellos y
por su entorpecimiento se reconoce ya sin fuerzas,
sin tiempo y sin facultades para nada, se acusa de
flaca a la naturaleza, y atribuyen los hombres a sus
negocios y ocupación la culpa que ellos tienen. Y a
la verdad, si tanto esmero pusiesen en las cosas útiles,
como ponen en procurar las que no les tocan, ni
pueden serles de provecho, y aun aquellas que les
son muy perjudiciales, no serían ellos los gobernados,
sino antes bien gobernarían los humanos acaecimientos,
y llegarían a tal punto de grandeza, que,
en vez de mortales que son, se harían inmortales
por su fama. […] los magistrados y gobiernos, y
en una palabra, todos los empleos de la república
son en mi juicio en este tiempo muy poco apetecibles,
porque ni para ellos se atiende al mérito, y los
que destituidos de él los consiguen por medio de
fraudes, no son por eso mejores ni viven más seguros."
(Cayo Salustio)
Se confirma: la corrupción no es un problema ni político ni moral para los votantes valencianos. Una nueva mayoría absoluta vuelve a sentar en el gobierno a los que tan solo en unas semanas pueden estar sentados en el banquillo. De forma simétrica, los socialistas sufren una derrota histórica. Mi hija trata de subirme la moral diciendo que se trata de ciclos, que la socialdemocracia volverá. El mismo día leo un artículo de I. Ramonet que habla también de fin de ciclo, pero referido a la inevitable desaparición de una socialdemocracia triunfadora, imaginativa y seductora en la segunda mitad del siglo XX, y que ha llegado al final de siglo suicidándose en un abrazo con las políticas económicas liberales habiendo perdido el coraje de ir a contracorriente de lo que el mundo de hoy nos muestra como lo único posible.
Efectivamente, yo había respondido a mi interlocutora que tal vez tenía razón, pero que el cambio de ciclo no se refería al futuro retorno de lo mismo, sino que el próximo ciclo será -lo está siendo ya- de la alternancia de la derecha neoconservadora con "otra cosa" que habrá de surgir ya dentro de la dialéctica de la globalización. Los elementos que, hasta fin de siglo,componían la dialéctica político-social han mutado. El capitalismo, que resultó triunfante en la guerra de los bloques, mantiene el discurso detenido en una "unicidad" a-dialéctica, que, hasta el momento, solo produce como Otro marginalidad, empobrecimiento y fanatización.
Se ensayan incipientes modalidades que aspiran a llegar a ser dignos pares dialécticos del capitalismo de mercado. En estas últimas elecciones es indudable el protagonismo alcanzado por el movimiento ciudadano del 15-M. Pero es evidente que, como tantos otros, carece de un punto de llegada. Mientras que los movimientos sociales árabes de este año tienen claro el punto de partida -tiranías unipersonales hereditarias-, así como el punto de llegada -el modelo democrático occidental-, aquí, nosotros tenemos como punto de partida ese que es de llegada para ellos. Pero ¿dónde está el nuestro? Me parece claro que está por inventar. Más aún, está por imaginar. Luego, habrá que construirlo. En este sentido me parece bastante prepotente la posición de Inerarity y algún otro, argumentando que indignarse no es suficiente, que hay que construir un discurso crítico y alternativo. La cosa me parece evidente, pero no debe de ser sencilla, porque ni él, ni otros -tal vez E. Morin- parecen haberlo logrado. Ni tan siquiera alguna pista.
Me ha gustado mucho tu articulo. Comparto gran parte de tus argumentos en concreto la falta de un objetivo claro por parte de los indignados que me parece fundamental pero echo a faltar varios argumentos optimistas como por ejemplo los enjuiciamientos de los banqueros causantes de la bancarrota de Islandia o documentales como Inside jobs que demuestran que cada vez es mas difícil tapar las vergüenzas de los poderosos.
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