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jueves, 4 de diciembre de 2014

Retorno de la dialéctica.

Al pánico mediático y político que ha promovido la consistencia de los resultados de los últimos sondeos de intención de voto, confirmando la emergencia de Podemos como fuerza política con opción de gobierno, se ha unido el inagotable desfile de corruptos que minan la totalidad del entramado social del sistema político-económico de la democracia española, hasta tal punto en cantidad, intensidad y extensión que ya es un lugar común hablar del agotamiento del régimen de 1978, y de la necesidad de una reforma constitucional de la suficiente amplitud y profundidad como para resetear la totalidad del sistema político, incluso del conjunto de la sociedad española.

Ha habido un error de cálculo por parte de la alianza neoliberal-conservadora triunfante en los últimos veinticinco años. La implosión de la URSS resolvió una dialéctica actuante desde mediados del siglo XIX, entre el capitalismo y las ideas socialistas. Esto hizo pensar al mundo que el fin de la historia se materializaba de esta manera, y que comenzaba una era en la que la tesis resultante de aquella dialéctica no solamente era monodiscursiva -"solo el Capitalismo es posible"-, sino también monopolar -EEUU como Imperio del orbe-.
Sin embargo, no tardó en emerger por el lado de lo político-militar una fuerza de facto -el terrorismo yihadista-, activa y militante, que amenazaba sus intereses en el corazón de su maquinaria energética. No obstante, la exterioridad económica a los planteamientos capitalistas hace que, lo que hoy ya se autodenomina como "Estado Islámico", no alcance a construir una antítesis global al capitalismo, y permanezca en el rango de la rivalidad regional, por más que sus acciones puedan darse en cualquier parte del globo. Su especificidad dialéctica radica en una cultura que conserva  la fuerza del Ideal como oposición a la seducción del objeto de consumo, oposición que tuvo su última oportunidad en la cultura europea en ocasión del movimiento romántico de la primera mitad del siglo XIX.
Desde la periferia -que no del exterior- del Imperio, los movimientos de izquierda hispanoamericanos, en la primera década del nuevo siglo, habían empezado a conseguir democráticamente gobiernos -bajo el signo antiimperialista y el ansia de participación de la ciudadanía-, que superaban la partitocracia histórica de los partidos conservadores tradicionales.
La lógica de que venga desde hispanoamérica la antítesis a las políticas neoliberales, radica en el triunfo de las políticas de una izquierda que no podía ser más que una izquierda popular, habida cuenta de la inexistencia amortiguadora de los partidos socialdemócratas a la europea. Su aparición en Europa sigue esta misma lógica. La crisis de 2008 ha precipitado la autoinmolación de lo que quedaba de la socialdemocracia europea después del fracaso de las "terceras vías" de los Blair, los Schröder, y los González, y su pasteleo con los grandes intereses económicos. 
Los lazos culturales y económicos con España, así como la ferocidad de las medidas económicas dictadas desde el Banco Central Europeo -introducidas por el socialista Zapatero, y aplicadas devótamente por el gobierno ultraconservador de Rajoy-, y que han empobrecido al conjunto de la sociedad1, unido a la deslegitimación de la clase política por el ingente escándalo de corrupción sistémica, hacen de España un terreno adecuado para que emerja una alternativa política democrática ciudadana sobre la experiencia hispanoamericana, pero en la que no podrán cuajar las tentaciones caudillistas que la amenazan al otro lado del Atlántico. Aunque, por contra, España no tiene los recursos naturales que aseguren un margen de autonomía económica como garantía de financiación para hacer frente a los ataques de la especulación financiera. Este engarce con la joven tradición de gobiernos anti-imperialistas hispanos, seguramente nos proteja también del recurso a la extrema derecha emergente en otros países europeos también golpeados por la política austericida alemana2. Esa es la "tradición" europea en los momentos de fracaso democrático -desde que la República de Weimar diera paso al nazismo-, y, decididamente, no me parece preferible.
Pienso que, aunque solo sea por el hecho fundamental de haber relanzado la dialéctica social en su sentido más amplio, merece que saludemos la constitución de Podemos como fuerza política.


1. El poder adquisitivo de los hogares españoles ha caído un 17% de media -entre el 43% de los que menos ingresan y el 3% de los que más-, haciendo de nuestro país el de mayor crecimiento de las desigualdades dentro de los países desarrollados. Además, el 20% de los hogares con mayor renta reciben el 25% del presupuesto destinado a prestaciones económicas, frente al 10% que reciben el 20% de menor renta (OIT diciembre 2014). 
Por otra parte, la Agencia Tributaria nos informa que tres de cada diez trabajadores españoles percibe un sueldo mensual inferior al Salario Mínimo Interprofesional, y que más de la mitad de los asalariados españoles no alcanzan los mil euros al mes.  Mientras, los salarios de los altos ejecutivos y consejeros de las empresas del IBEX 35, no han dejado de subir ni un solo año durante la crisis, a una tasa de crecimiento medio del 5%. 
Más datos: según el 7º Informe FOESSA (octubre 2014), sólo el 34,3% de los españoles vive con normalidad, sin estar afectado por carestías esenciales, mientras que un 40,6% se va hundiendo en la precariedad, el 24,2% sufre ya exclusión moderada y el 10,9% está en severa marginalidad. Hace solo seis años no tenían problema la mitad de los españoles (50,2%). A finales de 2013, había en España 11.746.000 personas en situación de exclusión (es decir uno de cada cinco ciudadanos son personas sin empleo, sin sanidad, sin vivienda...).

2. El mismo Financial Times publicaba un artículo de uno de sus editorialista (noviembre de 2014) con el título inequívoco de "La izquierda radical tiene razón respecto a la deuda de Europa", en el que califica de "políticas de estricto sentido común", las propuestas de las fuerzas de izquierda de  reestructuración de la deuda.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Si votas, no eliges /y 5: la Europa raptada y la respuesta de "la multitud".

El rapto de Europa, de Tiziano.
Raptada Europa por el dios Mercado presentándose suave y manso ante ella, necesitó de prolongar el engaño para seguir gozándola en el Olympo de los elegidos, lejos de las miserias de los mortales.
Desde antes incluso del comienzo de la campaña electoral para las próximas elecciones europeas, la inquietud de no poder sostener mucho tiempo más el engaño y el encantamiento de los votantes soporte de la legitimidad institucional, se ha apoderado de todos los partidos mayoritarios de la UE. Más incluso que el ascenso previsto de los partidos antieuropeos, el temor al triunfo de la elección de una abstención activa por parte de los ciudadanos de Europa se ha convertido en el eje y el tema de la campaña electoral de todos los concurrentes.
En esta ocasión ya no se habla de la abstención debida a la confianza de los electores en la mecánica institucional de una EU estable y afianzada en la sociedad. El sueño roto por la gestión de la crisis -austericidio-, y las políticas que se han consolidado en todos los gobiernos europeos -austerocracia-, ha vuelto vana la esperanza de una Europa de los ciudadanos, garante de los derechos civiles y del bienestar socioeconómico, dejandola lista para la papelera de las oportunidades fallidas en la Historia.
El desencanto de la población con el proyecto europeo, arrebatado de las manos de sus supuestos autores y destinatarios lenta pero incesantemente desde hace ya más de dos décadas, se ha venido reflejando en las cifras de participación electoral: del 61,99% de 1979 con nueve países en la Unión, al 43% de 2009 con 27 países1. Está previsto que en la convocatoria de este próximo domingo de mayo pueda quedarse en un 40%, o incluso menos.
Pero si estos datos preocupan, no es tanto por sí mismos, como por las razones que se les atribuye en la calle y en los foros de opinión. Se entiende que la abstención, ahora, tiene que ver con un rechazo de la modalidad política en que los partidos, en la era de "los mercados", han convertido la participación ciudadana: un despotismo democrático, que ha vaciado de eficacia real el supuesto poder que corresponde a los Parlamentos en la tripartición de un estado democráticamente constituido.
La ejecución de las políticas anticrisis ha dejado al descubierto tanto la procedencia antidemocrática del poder ejecutivo, como la connivencia de la partitocracia europea. Los pueblos de Europa han visto cómo las medidas que les empobrecían venían dictadas por la famosa troika, un ejecutivo económico-financiero supranacional y todopoderoso2, que simboliza a la perfección el status quo de la connivencia entre las distintas familias políticas europeas. En ningún momento el Parlamento Europeo ha funcionado como un contrapoder a la arbitrariedad de los intereses económico alemanes -"el fetichismo del déficit" público (P. Krugman). No es de extrañar. Desde 1989, el Partido Popular Europeo (PPE) y la Alianza de Socialistas y Socialdemócratas (S&D), que representan más del 70% de los escaños, se encuentran ligados por un "acuerdo" para ejercer de mayoría absoluta, y repartirse la dirección de la Cámara. No es extraño tampoco, pues, que en el debate de abril entre los candidatos de ambas formaciones, el representante socialista Schulz (SPD alemán) afirmara, sin rubor alguno, desconocer qué diferenciaban sus propuestas de las de sus adversarios del Partido Popular Europeo3.
La abstención activa es hoy la elección de una gran parte de la ciudadanía europea que no puede dar más crédito al eslogan de que los cambios en las mayorías y los equilibrios parlamentarios cambian las políticas neoliberales que aplican los gobiernos de cualquier signo. En respuesta, y desde comienzos de este siglo, están surgiendo formas alternativas de control del Poder, que no pasan por el amaño institucional en el que ha desembocado el parlamentarismo en la era del poder financiero globalizado, ni por el desgaste y el descrédito de las filiaciones partidarias o sindicales.
This boots are for walking
foto de un motivo urbano, de Isabel García
La abstención en las urnas de la que hablamos se complementa con el progresivo aumento del protagonismo del activismo político basado en la idea de Comunidad (David Harvey)y Multitud (M. Hardt y T. Negri). Más allá de compartir la misma forma de opresión, la comunidad que desarrolla una conciencia política es un grupo humano con vínculos determinados, que constituyen entidades ciudadanas que tienen como referencia intereses concretos que defender, un acerbo de representaciones compartidas, y un espacio geográfico común de pertenencia real, pero también imaginaria. Desde el barrio como la "nueva fábrica" en la que se debate y desde la que se lucha (barrio de Gamonal, Burgos), hasta asociaciones de perjudicados por expolios concretos (asociaciones contra los desahucios domiciliarios, plataformas de defensa de derechos sanitarios, contra la privatización del agua, etc .)
Por su parte, la forma social multitud, ha venido a responder a la disolución de la conciencia de clase obrera y su asociacionismo sindicalista, destruida por la "revolución" neoconservadora que ha impuesto el neoliberalismo económico desde los años '80 del pasado siglo. La apropiación de los bienes públicos a través de la privatización del Estado, la destrucción del mercado del trabajo por la generalización del despido libre y la precarización, el final de las políticas sociales en los estados occidentales, combinado con una concentración máxima de ingentes recursos en los poderes económicos han dejado enormes masas de personas en una orfandad ideológica y de recursos, y en una invertebración social. Esta multitud invertebrada está empezando a responder a la globalización del Capital desde la cooperación y la creatividad, como un pluralidad que no reclama más unidad que la que necesita para llevar a cabo su lucha por la defensa de intereses concretos, a través de acciones concretas en el tiempo y en el espacio. 
Cuando este domingo esteis legitimando a los que empezarán a cobrar sus más de 17.000€ mensuales al mes siguiente, pensad que lo que están haciendo con Grecia -61,5% de paro juvenil, 36% de pobreza en la población, 40% de caída en sueldos y pensiones, desmantelamiento del derecho laboral y la sanidad pública, subasta de los bienes públicos, criminalización de los parados, etc- es un ensayo de la política que Europa tiene reservada para los pueblos de su periferia, para extenderla después a Francia y a los satélites de Alemania en la centroeuropa pobre. 
Y... recuerda: si votas, no eliges.

1. A esto podemos añadir que, según el Eurobarómetro de 2013, solamente un 31% de los europeos tienen una imagen positiva de la EU, cuando en el 2008, antes de la crisis, era del 48%. ¿Cómo no se van a sorprender los mismos ejecutantes de las políticas austericidas de que no ocurra una insurrección cívica generalizada en Europa?
2. Así, el representante del Banco Central Europeo, Mario Draghi, declaraba hace un par de años (Wall Street Journal de 23/02/2012) que el modelo social europeo estaba muerto.
3. "No sé qué es lo que nos distingue", canal internacional de TV France24, el 9 de abril pasado.

Si votas, no eliges 1
Si votas, no eliges 2
Si votas, no eliges 3
Si votas, no eliges 4

jueves, 13 de marzo de 2014

Si votas, no eliges/4: Europa, entre el "acontecimiento" y la "creencia".

La tradición de la racionalidad ilustrada, en la que se sostiene el sistema de valores de la construcción europea, se movía en una consideración determinista de que el progreso de la emancipación del hombre era inexorable, y avanzaba y avanzaba hacia un punto de completud y libertad situado en un horizonte teórico, pero realizable.
En Occidente, este determinismo de la esperanza humanista se alimentó de la "objetividad" del materialismo histórico, para relanzar el maltrecho ideal del yo de una Europa que había inventado y padecido el Holocausto del ideal nazi. El marxismo socialdemócrata, y el eurocomunismo después, sostuvieron el proyecto de una sociedad libre de la explotación, justa en la organización social y democrática en el ejercicio del poder. La Europa capitalista respondió con el pragmatismo de una construcción económica supranacional, constituida por la asociación libre de naciones soberanas con democracias parlamentarias. Se recuperaban así los ideales de paz, libertad y progreso económico y social que la segunda guerra mundial había dejado tan malparados, reintegrando Alemania del lado de las fuerzas de la Ilustración, y segregando el bloque soviético como el poder oscuro materialista; es decir, anti-humanista.
Este optimismo determinista, tanto del lado de la izquierda clásica marxista, como de las socialdemocracias de tradición ilustrada y humanista encontró su sobresalto en los sucesos de mayo del 68, y su limite en la derrota de la izquierda que luchaba por la transformación social, simbolizada en la caída del muro de Berlín en 1989. En realidad, la derrota de los movimientos sociales fue pareja del "fin de las ideologías" -que inauguró la post-modernidad- a lo largo de la segunda mitad de los años setenta. La caída de los bloques geopolíticos antagonistas impulsó la convicción de que la integración europea era el camino correcto para la superación de los conflictos y el progreso económico. El nuevo bloque unipolar sumaba y sumaba socios a uno y otro lado de lo que fue aquel nefasto muro.
Sin embargo, la crisis de la deuda, y la política de austeritarismo impuesta por Alemania como receta para superarla, han abierto una crisis que pone en entredicho presupuestos esenciales en la base del proyecto europeísta: la idea de un progreso inevitable como efecto necesario de la promoción de la razón y la moral en la civilización occidental.
El anochecer ideológico de finales del siglo XX ha promovido dos nuevas categorías en el pensamiento crítico actual, para acudir al reemplazo de aquella del determinismo del progreso ineluctable de la humanidad, y que pueden ayudar a pensar el futuro inmediato de lo que queda del proyecto europeo. Me refiero a aquella de "acontecimiento" (A. Badiou) -el sujeto se constituye en la fidelidad a un acontecimiento-, y la de "creencia". No deja de ser inquietante que el pensamiento crítico y laico actual tenga que hacer uso de referencias del discurso religioso, cuando, precisamente, este ha sido el antagonista secular de los valores y la racionalidad sobre la que quiere construirse Europa1
Entiendo que el crash del 2008, pero, sobre todo, la política que ha impuesto Alemania a toda Europa para "salir" de la crisis, ha tenido carácter de acontecimiento para gran parte de esa sociedad que se creía asentada en un proyecto sociopolítico y económico que les protegía en todos estos ámbitos. Sin embargo, y en contra de su acepción original, el giro perverso de la situación actual es que no es el sujeto el que se fideliza al acontecimiento, sino que es el hecho el que se adhiere a la existencia del sujeto, aportando toda su carga de negatividad, que podría caracterizarle de traumático. La política austeritaria de este último lustro cumple las condiciones de un "acontecimiento" en la vida de los ciudadanos europeos en tanto tiene la fuerza constituyente suficiente para determinar la formación de una conciencia política -aunque sea anti o a-política- y el proyecto personal de vida en las personas afectadas. Pero es un acontecimiento inverso, en la medida en que desposee a los ciudadanos de la condición de sujetos de su adhesión, para pasivizarlos como objetos sobre los que el acontecimiento ejercer el imperio de sus condiciones materiales. Para las generaciones que alcanzaron el derecho al voto en el año 2000, el austeritarismo -que implica básicamente la demolición del estado del bienestar, paro y precarización laboral-, presentado como la única política posible por los gobiernos y las instituciones europeas, será seguramente el hecho que configure su conciencia de ciudadano de Europa, y determine en gran medida su desarrollo profesional y laboral, y su grado de bienestar personal. 
Frente a este acontecimiento ¿qué ofrecen los políticos europeos en esta nueva convocatoria electoral?: una creencia. Es, curiosamente, ahora cuando hemos escuchado a los europarlamentarios, a los dirigentes políticos y económicos darse golpes de pecho y reconocer que tal vez no acertaron, que tal vez no entendieron bien lo que pasaba, que tal vez habría que rectificar algunas cosas, que tal vez... Los datos que manejan sobre la adhesión al proyecto europeo no son mejores que los que hablan de la credibilidad del proyecto en su conjunto2. No digamos ya, acerca de los partidos y los políticos concretos que se proponen para dirigirlo -prácticamente los mismos, por cierto, que nos han traído hasta aquí. Y es ahora y aquí donde la creencia tiene que jugar su papel imaginario, cuando los hechos desmienten la impostura del discurso, cuando lo simbólico no engarza ninguna coherencia discursiva posible entre sus promesas futuras y nuestras experiencias de los últimos años. Y es que el fracaso de esta política año tras año -y ya van seis- y la sin-razón de su insistencia, hacen de su adhesión una cuestión de creencia que apela a nuestra fe -aunque en el caso español parezca, más bien, una cuestión de mentira y engaño que apele a nuestra ingenuidad-.
Ahora nos vuelven a pedir el voto para legitimar otro lustro de políticas oportunistas, que tendrán sus efectos depredadores sobre nuestras economías y sobre nuestros derechos ciudadanos durante mucho más tiempo. Como decía un miembro de la plataforma ciudadana en lucha contra la privatización del agua en Alcázar de San Juan: "Lo que no puede ser es que cuatro años de legitimidad política permitan otorgar durante 25 años la concesión del abastecimiento del agua pública a una empresa privada". Pues, eso mismo, pero a nivel europeo. 


Si votas, no eliges/1
si votas, no eliges/2
Si votas, no eliges/3

1. Aunque tampoco debe de extrañarnos mucho, habida cuenta de la paradoja a la que asistimos en las últimas décadas: cuanto más laicas se han ido haciendo las sociedades, con más fuerza han entrado los grupos fundamentalistas religiosos en las instituciones y los centros del poder político. Pero hay una segunda razón para no extrañarse: la crisis de las ideologías ha dejado sin referencias y sin proyecto a los discursos políticos de los partidos, monopolizados por el pragmatismo capitalista del beneficio. Ganar lo más posible puede servir como proyecto personal, pero no constituye por sí mismo un programa electoral para ofrecerlo a una sociedad.

2. Si, en mayo del 2013, la Unión Europea la compusieran solamente los países que muestran una confianza en ella superior al 50%, estaría formada por Bulgaria, Malta, Dinamarca y Letonia. La media en toda la Unión arroja un nivel de confianza del 31%. (Encuesta sobre la Confianza en la UE, realizada por el Parlamento Europeo y Eurostat, comparando agosto 2012/mayo 2013).

miércoles, 15 de enero de 2014

Hybris del Arte Contemporáneo: un arte para la metamodernidad.





Dentro de la línea temática del blog, quisiera emplear la entrada de hoy para presentaros la publicación de mi último libro, Hybris del Arte Contemporáneo*.
Tomar el significante Hybris de la cultura clásica griega para comandar el título del texto, no obedece a ninguna indagación filológica por mi parte. Durante el último par de años, es un término que ha salido a mi encuentro en diversas ocasiones y en diferentes ámbitos de la cultura, tanto en la política como en la economía, tanto en la literatura sociológica como en la crítica psicoanalítica de la cultura.

Me fue pareciendo un significante idóneo para nombrar un rasgo mayor de la sociedad metamoderna en la que nos vamos adentrando desde finales del siglo XX. La hybris nombra el estilo del mundo de hoy, este mundo que llamamos globalizado por el triunfo absoluto del capitalismo en su alianza con la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas.

Encontrar la hybris en el arte contemporáneo fue, más bien, poder nombrar un hecho sorprendente para mí desde hacía dos décadas: la persistencia de un arte que, por otro lado, se parecía más a su propia negación.

De la polisemia que alberga el término hybris subrayo como eje de lectura del fenómeno artístico actual, su acepción de exceso e insolencia. El exceso se refiere a la producción de un objeto por parte del arte que excede la capacidad sintetizadora del yo―espectador, y promueve en él la emergencia de un goce que perturba la función sublimadora que hasta finales del siglo XIX le había sido asignada por la Cultura, desde los orígenes de la representación iconográfica prehistórica.

El carácter de insolencia viene justificado por su atrevimiento irreverente en atacar los propios límites de la representación, después de haber levantado todos los velos, y violentado todos los tabúes temáticos y estilísticos de la historia del arte hasta entonces. 
Este imperio del exceso, esta hybris que empuja nuestra cultura ―y con ella el arte― hacia lo real, ha seguido el camino paradójico de una negación directa del objeto del arte, desmaterializándolo, ocultándolo, o promoviendo una estética del vacío. Esta negatividad del exceso tuvo también su génesis en la modernidad, y hoy pareciera haber vivido el paroxismo que le ha conducido a su autolisis.
Por otro lado, el empuje a lo real del arte contemporáneo, también ha tomado otra vía, la vía de la positividad del exceso. Por esta vía, los objetos de la pulsión, presentes desde siempre en los temas del arte, han ido apareciendo ante el espectador en un desvelamiento formal ―progresivo, pero vertiginosamente acelerado en el último siglo― que ha terminado por tratar de imponer la pura presentación del objeto, en una voluntad, más que de pulsar el límite de lo formal, de instalarse en él, reconociendo incluso legitimidad creativa solamente a aquel objeto del arte que participe de este componente de exceso para la sensibilidad y la racionalidad del espectador. 
Sin duda, a la sociedad destinataria de estos objetos del arte no podemos pensarla como mero receptor pasivo, impotente y ajeno a una transformación tan importante en uno de sus campos sublimatorios básicos, como es el arte. Si el arte sigue cumpliendo una función esencial en la economía psíquica de los individuos de cualquier sociedad, habremos de entender que las transformaciones habidas en el arte actual han de corresponderse con nuevos usos del goce de sus miembros. Es decir, podemos suponer que se han producido cambios en la subjetividad moderna de suficiente envergadura como para que el arte tenga que responder en su cometido sublimatorio produciendo objetos que posibiliten nuevas modalidades culturales de satisfacer la pulsión. Nuevas condiciones de goce exigirían nuevos objetos al arte. 
Negaría, pues, la tesis de una “muerte del Arte”, entendida como su desaparición por inoperante e innecesario en la dinámica cultural de nuestro tiempo, para sostener, en cambio, la ocurrencia de una transformación, acorde con la ocurrencia de otras transformaciones ―homólogas y radicales―, que vendrían sucediendo en el ámbito de los fundamentos mismos de la organización cultural ―tal como la hemos conocido hasta hoy―, y que tendrían consecuencias, no del rango de la moda o del estilo, sino de orden antropológico. Nos referimos a las transformaciones que nos hacen hablar desde finales del siglo XX de una nueva era, definida por el rasgo mayor de una interacción humana globalizada. 
Estas transformaciones podrían sintetizarse en relación con la alianza y articulación de sus dos incidencias mayores. Así, del lado de lo Simbólico, las consecuencias vendrían determinadas por la sustitución del orden Analógico por el Digital, lo que supone pasar de una organización cultural regida por el orden ternario, a otra regida por el orden binario de la computación. De su implantación cultural daría cuenta el discurso de la ciencia, y de su aplicación social, la tecnología. 
De otro lado estarían las consecuencias derivadas de la incidencia en el acceso al Objeto, marcado por la sustitución del orden de la Imposibilidad por aquel otro de la Impotencia, lo que supone pasar de una organización cultural regida por el registro de la castración y el deseo, a otra regida por el uso de la denegación, y la promoción del Uno del goce. De su implantación daría cuenta el monopolio actual del discurso del capitalismo, en su caracterización actual como capitalismo de mercado. 
Si aceptamos el marco conceptual de que el arte anticipa los cambios profundos que se manifestarán en la superficie de lo social tiempo después, las cinco décadas de arte contemporáneo que podemos contabilizar suponen un tiempo de suficiente extensión ―incluso histórica―, como para confirmar su presencia, y la de las transformaciones que, debemos hipotetizar, están en el origen de su ocurrencia. Así, el nuevo arte aportaría datos, evidencia material, que hablarían de su correspondencia con la existencia de una nueva subjetividad, una nueva economía psíquica basada en una denegación de la castración, y en la que la economía pulsional habría desplazado a la economía libidinal: gozar del objeto sin el trámite del deseo. 
El arte que convendría a esta modalidad de gozar sería un arte de hace-ver, más que de dar a ver, al perforar la función de pantalla que cumple el objeto-representante como envoltura formal de lo real que está en juego. Lo que el arte-Eros ha supuesto para una subjetividad estructurada a partir de la negación represiva, y regida por el principio del placer, vendría a serlo ahora un arte-Tánatos para una nueva subjetividad, estructurada a partir de la negación denegativa, en la que el mandato del goce es imperativo y, por tanto, el sin-límite de la pulsión empuja siempre más allá de la función reguladora de la sublimación. 
Esto es tanto como decir que el invento de una nueva subjetividad coimplica una nueva modalidad en el uso del goce pulsional. Ambas tendrían en el objeto del arte contemporáneo el objeto que convendría a su satisfacción escópica.



* Publicado por Ediciones Punto Rojo Libros (Tfn.902918997), Sevilla, 2013.El ISBN del libro es: 978-84-15935-85-8. Os reproduzco, a continuación, el índice completo:
1. INTRODUCCIÓN. 
2. PRIVILEGIO DE LO ESCÓPICO EN LO INCONSCIENTE. “El psicoanálisis no olvida nunca que lo psíquico reposa sobre lo orgánico…”. “La función de las sensaciones olfatorias fue asumida por las visuales, que podían ejercer efecto permanente…”. “Como en otros muchos casos, también aquí la visión ha sustituido al tacto.” “… la precoz aparición de la tendencia al placer visual.” “La pulsión de contemplación es, en efecto, autoerótica, al principio de su actividad.” “… todos nuestros sueños son predominantemente visuales.” “…como si todo el proceso se hallase dominado por la tendencia a la representabilidad” “…hasta encontrar aquella expresión que ofrece mayores facilidades para la representación plástica”. “La memoria visual conserva, pues, el tipo del recuerdo infantil.” “… en lo inconsciente continúan viendo.” ”… en el nivel del punto de luz, el punto en el que se sitúa todo lo que me mira.”
3. EL TRABAJO DE LA FORMA EN EL ARTE DEL EROS.- Cuando el ojo goza de la mirada. - El momento clásico: lo bello. - La violencia del sentimiento estético: lo sublime como inflexión estética. - Lo siniestro y el momento romántico: el agotamiento del pacto sublimatorio.
4. LA DESTRUCCIÓN DEL SEMBLANTE EN EL ARTE DEL TÁNATOS.- Más allá de lo siniestro: El arte contemporáneo como “empuje a lo real”. 
4.a.- Negatividad de la Hybris: Hacia lo Real por negación de objeto.- El Arte ante el fin de su Historia: las Vanguardias históricas des-velan el objeto del arte clásico. – Impresionismo y Futurismo contra la unidad de la imagen. - El fauvismo, o la inundación del color. - El cubismo, o la descomposición de la forma. - El collage, o la identidad sin unidad. - El ready-made como “indiferente visual”. - La abstracción, o la eliminación de la representación. – El Minimalismo, o la extenuación del objeto.- El concepto, o la desmaterialización del objeto. El vacío. - Persistencias del objeto. El resto: de la fascinación por las ruinas al objeto-encontrado. – El Registro, meta-objeto del arte contemporáneo. 
4.b.- Positividad de la Hybris: Hacia lo Real por imposición de objeto. Lo Abyecto: el objeto como Desecho. - La abyección oral: el vómito. - La abyección anal: el excremento. - Lo Obsceno como abyección genital.- El cuerpo desnudo.- El órgano, y su erotismo. - El coito, y otras penetraciones. - Los temas perversos: zoofilia, voyeurismo/exhibicionismo, sadismo/masoquismo. - La última frontera de la abyección: lo mortal en todos sus estados. - Preparando el cadáver: el despojo animal.- La agonía, la muerte y su cadáver.- Más allá del cadáver: de la putrefacción a la conservación.
5. ARTE CONTEMPORÁNEO Y ECONOMÍA PULSIONAL. Un Arte para la subjetividad metamoderna. -Soy objeto, luego existo. La Ciencia como referente. -Compro, luego existo. El Capitalismo globalizado y el éxtasis del beneficio. -Gozo, luego existo. Dios ha muerto… luego todo nos está permitido. ¿Es posible hoy un arte de inspiración económica?