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jueves, 17 de enero de 2013

La hominización de las pantallas, y la paideia de la imagen (1/3).

Entre los aspectos más apasionantes del cambio cultural que estamos viviendo a la entrada de este nuevo milenio están aquellos que tienen alcance antropológico. Es decir, modificaciones que afectan al propio ser de la especie. 
Hasta ahora, la incidencia de la técnica siempre había tenido su reflejo, básicamente, en las modificaciones anatómicas de nuestro organismo, ya que aquella ha incidido especialmente en el desplazamiento de la fuerza física hacia la herramienta, primero, hacia la máquina, después. Damos por supuesto que, en el mismo proceso, los modos de vida del Hombre han sufrido también profundas modificaciones. Es el mismo devenir de la Historia de las Civilizaciones.
El tema de este blog -las modificaciones culturales de este cambio de milenio- induce a una lectura sincrónica de los diversos aspectos que rastrea. Es lógico, por el escaso espacio de tiempo transcurrido para modificaciones que se auguran estructurales. Sin embargo, a veces podemos hacer ya lecturas diacrónicas sobre algunos de esos aspectos. Si las lecturas sincrónicas nos permiten visualizar la figura que va adoptando el estilo de ese mundo que se avecina, la lectura diacrónica nos permite ir consolidando algunas hipótesis. 
Uno de los aspectos más pertinentes a nuestro tema es el de la "pantallización" de la Cultura meta-moderna. Con ese "palabro", me refiero a la hegemonía de la imagen como medio de transmisión de contenidos, y a la carta de naturaleza que ha tomado la presencia de las pantallas electrónicas como objeto en nuestra vida cotidiana social, laboral y personal. El debate sobre su influencia en los comportamientos sociales, económicos y políticos formó parte del análisis de la influencia de la televisión en la cultura de masas de la segunda mitad del siglo XX. Pero, a finales de dicho siglo, se abrió un debate más radical, referido a modificaciones estructurales en el modo del conocer humano. Pasábamos así de una preocupación sobre los efectos de los contenidos televisivos sobre el comportamiento, a una preocupación por los efectos en la conformación cognitiva del hombre. Y es aquí donde tenemos la oportunidad de hacer un seguimiento sincrónico de este tema, a través de una lectura paralela de dos libros separados por trece años de diferencia.
Efectivamente, me parece muy interesante y provechoso leer el libro de G. Sartori  sobre "la sociedad teledirigida" -es su subtítulo-, con el más reciente de N. Carr sobre lo que internet "está haciendo con nuestro cerebro 1" -pregunta que también forma parte de su subtítulo-. Tal vez la tesis fuerte de Sartori en su Homo videns (1997), si prescindimos de sus implicaciones sociopolíticas, y la tomamos en sus últimas consecuencias, podría dar cuenta de algunas paradojas de nuestro tiempo. 
Si aceptamos que el video-niño puede tener ya alrededor de medio siglo, nos encontramos con que la primera y la segunda generación de ellos -según qué países- ya han tenido hijos que serán ciber-niños-multimedia; es decir, niños que, a su formación de televidentes nativos - es decir, desde su más tierna infancia; o sea, desde siempre-, habrán incorporado todas las posibilidades de la informática: niños-hiperlinks, que se diferenciarán de las primeras ornadas de niños-multimedia, porque ya habrán nacido en una cultura donde todo el espectro multimedia está digitalizado, y totalmente integrado. Esto hace una diferencia cualitativa con las breves generaciones multimedia-analógicas, básicamente por la actual hegemonía apabullante de la imagen y la hiper-conectividad social.
Adelantemos la secuencia apocalíptica de Sartori en términos de evolución antropológica:
A partir de la primera sustitución, tenemos que entender que las siguientes obedecen a procesos culturales, no genéticos.









Generalizando por amplios grupos de edades, podemos decir que hay hoy una "tercera edad" que constituiría la última humanidad-cógitans, formada en el texto, y en las reglas del discurso, en la lógica secuencial y consecuencial, formada en el trabajo a partir del pensamiento abstracto y sus exigencias, formada en el uso del lenguaje como edificio del pensamiento abstracto. Del otro lado, la segunda primera edad, ya formadas como humanidad-videns, son las generaciones formadas en la plasticidad de la imagen y la circularidad del hipertexto, en el pensamiento "cut and past", de aproximaciones e indiferencias, el pensamiento detenido en lo concreto y acelerado en lo imaginario-virtual, con una subjetividad disociada y confundida por el desorden de una hiperestimulación multifocal, que les solicita y les mueve sin un plan rector, solo por el señuelo de una satisfacción prometida. 
La pobreza de un lenguaje depauperado, despreciado, maltratado les impide razonar en los niveles de abstracción que exige el pensamiento "fuerte", el que permite acceder a la verdad de lo Real. Pero también les priva del instrumental necesario para construir su subjetividad -la riqueza de su subjetividad-, en la doble vertiente de expresarla, y, por tanto, poder compartirla con el otro, así como en la de acceder a un nivel de autoconciencia que les permita saber algo de sí mismos (2).
Estaríamos, pues, ante un choque generacional que ya no es como los tradicionales, que suponían la necesaria sustitución de los mayores por los jóvenes. Esta vez se trataría, no de la clásica "guerra generacional" -ya que el resultado de la batalla está decidido-, sino de un cataclismo cultural. Más allá de lo dramático que suena, uso la palabra cataclismo por la dimensión cualitativa y cuantitativa de la Cultura en proceso de desaparecer. Pero también por la rapidez con la que esta sustitución está sucediendo, ya que -pongamos por caso, un siglo-, no es tiempo para un cambio de tan enormes consecuencias. 
Tal vez no sea la menor de esas consecuencias el que la existencia de esta humanidad-videns, que estaría conformando ya en un buen número la demografía de las sociedades occidentales, supondría la existencia de unas poblaciones de ciudadanos que no serían capaces de pensar con la autonomía crítica, la creatividad y la profundidad necesarias para sacar las consecuencias lógicas pertinentes acerca de los hechos mayores que suceden en su organización política, social y económica en el momento de su tiempo histórico.  


1. El traductor a preferido traducir "our brains" por "nuestra mentes". Sin dejar de ser acertada esta traducción respecto a la tesis del libro, sin embargo aligera su alcance antropológico, porque lo que plantea su autor es una modificación en lo real de lo biológico humano, y no solamente en el producto mental del funcionamiento de ese cerebro -podríamos decir: se trata del hardware, no solamente del software.
2. "Aunque la revolución educativa incrementó el número de lectores en términos absolutos, el hábito de la lectura decayó en los países de teórica alfabetización total cuando la letra impresa dejó de ser la principal puerta de acceso al mundo más allá de la comunicación oral. A partir de los años cincuenta [del siglo XX] la lectura dejó de ser, incluso para los niños de las clases cultas del mundo occidental rico, una actividad tan espontánea como había sido para sus padres." E. Hobsbawm, Historia del siglo XX, 1995.









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3 comentarios:

  1. Curiosa entrada para mi que tengo un ejemplo en casa de ciber-niño- multimedia.
    Mi opinión respecto al siguiente párrafo (copio abajo) es que si podemos ver ya modificaciones estructurales a nivel visual al menos, en dos aspectos: uno la evolución de problemas visuales que hace años se paraban antes o no aparecían (yo llevo 23 años en óptica). Por ejemplo miopizacion por cambios de elongación del eje visual, otros cambios de la visión binocular .. y el otro aspecto, mas interesante para mi, es la exigencia cada vez mayor que le pedimos a la percepción visual, exigencia para las que muchas personas no están preparadas. Problemas en jóvenes y adultos: queremos verlo todo y si es posible a la vez y a cualquier distancia o posición, cambios de acomodación casi "instantáneos", sin luz, o con luz excesiva. No son defectos en si, o no lo hubieran sido hace 20 años...

    Seguro que terminaremos con una necesidad de súper-visión ( ese concepto ya existe, el ojo ideal sin aberraciones que pretende llegar al limite físico de resolución visual )


    .....Es lógico, por el escaso espacio de tiempo transcurrido para modificaciones que se auguran estructurales. Sin embargo, a veces podemos hacer ya lecturas diacrónicas sobre algunos de esos aspectos. Si las lecturas sincrónicas nos permiten visualizar la figura que va adoptando el estilo de ese mundo que se avecina, la lectura diacrónica nos permite ir consolidando algunas hipótesis.

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  2. Aunque la cuestión que planteas es grave y preocupante, quiero aportar una nota de optimismo resaltando que, por ejemplo, las nuevas tecnologías también permiten leer con más prontitud y ubicuidad a través de las tabletas, smartphones y los libros electrónicos. Así, yo, si bien soy de otra generación, leo más ahora que antes, puesto que en cualquier "tiempo muerto" puedo aprovechar para hacerlo. Y dependerá también de los responsables educativos el trabajo para el fomento de la lectura y el esfuerzo en pro del cuidado del lenguaje.

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  3. Yo tengo las 2 experiencias, por un lado hago la mayor parte de mi investigación pegado a la pantalla (PostDoctorado en Informática) pero por otro lado leo muchísimo con el kindle. Los efectos que noto mas claramente despues de pasar mucho tiempo en la internet es:
    1) Perdida de concentración en conversaciones normales, especialmene al final del dia de trabajo. Esto deriva de pasarse horas en las que la "conversación" con el ordenador esta a tu disposición, procesando una gran cantidad de datos, pero eso si, a la carta. Osea, que ser receptor pasivo cuesta cuando estamos acostumbrados a tener 20 ventanas abiertas al mismo tiempo que nos proveen toda la información que queremos/necesitamos para nuestros trabajos y ocio.
    2) Tengo comprobado que la mejor forma de resolver problemas en mi campo (y probablemente en todos) es sentarse con un papel y boli y pensar ejemplos y contra-ejemplos hasta llegar a una hipótesis "robusta" que se pueda testear facilmente. Pero cada vez cuesta mas esta forma de pensar cuando la forma de adquirir información el 99% del tiempo es preguntarle a google.

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