Raptada Europa por el dios Mercado presentándose suave y manso ante ella, necesitó de prolongar el engaño para seguir gozándola en el Olympo de los elegidos, lejos de las miserias de los mortales.
Desde antes incluso del comienzo de la campaña electoral para las próximas elecciones europeas, la inquietud de no poder sostener mucho tiempo más el engaño y el encantamiento de los votantes soporte de la legitimidad institucional, se ha apoderado de todos los partidos mayoritarios de la UE. Más incluso que el ascenso previsto de los partidos antieuropeos, el temor al triunfo de la elección de una abstención activa por parte de los ciudadanos de Europa se ha convertido en el eje y el tema de la campaña electoral de todos los concurrentes.
En esta ocasión ya no se habla de la abstención debida a la confianza de los electores en la mecánica institucional de una EU estable y afianzada en la sociedad. El sueño roto por la gestión de la crisis -austericidio-, y las políticas que se han consolidado en todos los gobiernos europeos -austerocracia-, ha vuelto vana la esperanza de una Europa de los ciudadanos, garante de los derechos civiles y del bienestar socioeconómico, dejandola lista para la papelera de las oportunidades fallidas en la Historia.
El desencanto de la población con el proyecto europeo, arrebatado de las manos de sus supuestos autores y destinatarios lenta pero incesantemente desde hace ya más de dos décadas, se ha venido reflejando en las cifras de participación electoral: del 61,99% de 1979 con nueve países en la Unión, al 43% de 2009 con 27 países1. Está previsto que en la convocatoria de este próximo domingo de mayo pueda quedarse en un 40%, o incluso menos.
Pero si estos datos preocupan, no es tanto por sí mismos, como por las razones que se les atribuye en la calle y en los foros de opinión. Se entiende que la abstención, ahora, tiene que ver con un rechazo de la modalidad política en que los partidos, en la era de "los mercados", han convertido la participación ciudadana: un despotismo democrático, que ha vaciado de eficacia real el supuesto poder que corresponde a los Parlamentos en la tripartición de un estado democráticamente constituido.
La ejecución de las políticas anticrisis ha dejado al descubierto tanto la procedencia antidemocrática del poder ejecutivo, como la connivencia de la partitocracia europea. Los pueblos de Europa han visto cómo las medidas que les empobrecían venían dictadas por la famosa troika, un ejecutivo económico-financiero supranacional y todopoderoso2, que simboliza a la perfección el status quo de la connivencia entre las distintas familias políticas europeas. En ningún momento el Parlamento Europeo ha funcionado como un contrapoder a la arbitrariedad de los intereses económico alemanes -"el fetichismo del déficit" público (P. Krugman). No es de extrañar. Desde 1989, el Partido Popular Europeo (PPE) y la Alianza de Socialistas y Socialdemócratas (S&D), que representan más del 70% de los escaños, se encuentran ligados por un "acuerdo" para ejercer de mayoría absoluta, y repartirse la dirección de la Cámara. No es extraño tampoco, pues, que en el debate de abril entre los candidatos de ambas formaciones, el representante socialista Schulz (SPD alemán) afirmara, sin rubor alguno, desconocer qué diferenciaban sus propuestas de las de sus adversarios del Partido Popular Europeo3.
La abstención activa es hoy la elección de una gran parte de la ciudadanía europea que no puede dar más crédito al eslogan de que los cambios en las mayorías y los equilibrios parlamentarios cambian las políticas neoliberales que aplican los gobiernos de cualquier signo. En respuesta, y desde comienzos de este siglo, están surgiendo formas alternativas de control del Poder, que no pasan por el amaño institucional en el que ha desembocado el parlamentarismo en la era del poder financiero globalizado, ni por el desgaste y el descrédito de las filiaciones partidarias o sindicales.
Desde antes incluso del comienzo de la campaña electoral para las próximas elecciones europeas, la inquietud de no poder sostener mucho tiempo más el engaño y el encantamiento de los votantes soporte de la legitimidad institucional, se ha apoderado de todos los partidos mayoritarios de la UE. Más incluso que el ascenso previsto de los partidos antieuropeos, el temor al triunfo de la elección de una abstención activa por parte de los ciudadanos de Europa se ha convertido en el eje y el tema de la campaña electoral de todos los concurrentes.
En esta ocasión ya no se habla de la abstención debida a la confianza de los electores en la mecánica institucional de una EU estable y afianzada en la sociedad. El sueño roto por la gestión de la crisis -austericidio-, y las políticas que se han consolidado en todos los gobiernos europeos -austerocracia-, ha vuelto vana la esperanza de una Europa de los ciudadanos, garante de los derechos civiles y del bienestar socioeconómico, dejandola lista para la papelera de las oportunidades fallidas en la Historia.
El desencanto de la población con el proyecto europeo, arrebatado de las manos de sus supuestos autores y destinatarios lenta pero incesantemente desde hace ya más de dos décadas, se ha venido reflejando en las cifras de participación electoral: del 61,99% de 1979 con nueve países en la Unión, al 43% de 2009 con 27 países1. Está previsto que en la convocatoria de este próximo domingo de mayo pueda quedarse en un 40%, o incluso menos.
Pero si estos datos preocupan, no es tanto por sí mismos, como por las razones que se les atribuye en la calle y en los foros de opinión. Se entiende que la abstención, ahora, tiene que ver con un rechazo de la modalidad política en que los partidos, en la era de "los mercados", han convertido la participación ciudadana: un despotismo democrático, que ha vaciado de eficacia real el supuesto poder que corresponde a los Parlamentos en la tripartición de un estado democráticamente constituido.
La ejecución de las políticas anticrisis ha dejado al descubierto tanto la procedencia antidemocrática del poder ejecutivo, como la connivencia de la partitocracia europea. Los pueblos de Europa han visto cómo las medidas que les empobrecían venían dictadas por la famosa troika, un ejecutivo económico-financiero supranacional y todopoderoso2, que simboliza a la perfección el status quo de la connivencia entre las distintas familias políticas europeas. En ningún momento el Parlamento Europeo ha funcionado como un contrapoder a la arbitrariedad de los intereses económico alemanes -"el fetichismo del déficit" público (P. Krugman). No es de extrañar. Desde 1989, el Partido Popular Europeo (PPE) y la Alianza de Socialistas y Socialdemócratas (S&D), que representan más del 70% de los escaños, se encuentran ligados por un "acuerdo" para ejercer de mayoría absoluta, y repartirse la dirección de la Cámara. No es extraño tampoco, pues, que en el debate de abril entre los candidatos de ambas formaciones, el representante socialista Schulz (SPD alemán) afirmara, sin rubor alguno, desconocer qué diferenciaban sus propuestas de las de sus adversarios del Partido Popular Europeo3.
La abstención activa es hoy la elección de una gran parte de la ciudadanía europea que no puede dar más crédito al eslogan de que los cambios en las mayorías y los equilibrios parlamentarios cambian las políticas neoliberales que aplican los gobiernos de cualquier signo. En respuesta, y desde comienzos de este siglo, están surgiendo formas alternativas de control del Poder, que no pasan por el amaño institucional en el que ha desembocado el parlamentarismo en la era del poder financiero globalizado, ni por el desgaste y el descrédito de las filiaciones partidarias o sindicales.
This boots are for walking, foto de un motivo urbano, de Isabel García |
La abstención en las urnas de la que hablamos se complementa con el progresivo aumento del protagonismo del activismo político basado en la idea de Comunidad (David Harvey), y Multitud (M. Hardt y T. Negri). Más allá de compartir la misma forma de opresión, la comunidad que desarrolla una conciencia política es un grupo humano con vínculos determinados, que constituyen entidades ciudadanas que tienen como referencia intereses concretos que defender, un acerbo de representaciones compartidas, y un espacio geográfico común de pertenencia real, pero también imaginaria. Desde el barrio como la "nueva fábrica" en la que se debate y desde la que se lucha (barrio de Gamonal, Burgos), hasta asociaciones de perjudicados por expolios concretos (asociaciones contra los desahucios domiciliarios, plataformas de defensa de derechos sanitarios, contra la privatización del agua, etc .)
Por su parte, la forma social multitud, ha venido a responder a la disolución de la conciencia de clase obrera y su asociacionismo sindicalista, destruida por la "revolución" neoconservadora que ha impuesto el neoliberalismo económico desde los años '80 del pasado siglo. La apropiación de los bienes públicos a través de la privatización del Estado, la destrucción del mercado del trabajo por la generalización del despido libre y la precarización, el final de las políticas sociales en los estados occidentales, combinado con una concentración máxima de ingentes recursos en los poderes económicos han dejado enormes masas de personas en una orfandad ideológica y de recursos, y en una invertebración social. Esta multitud invertebrada está empezando a responder a la globalización del Capital desde la cooperación y la creatividad, como un pluralidad que no reclama más unidad que la que necesita para llevar a cabo su lucha por la defensa de intereses concretos, a través de acciones concretas en el tiempo y en el espacio.
Cuando este domingo esteis legitimando a los que empezarán a cobrar sus más de 17.000€ mensuales al mes siguiente, pensad que lo que están haciendo con Grecia -61,5% de paro juvenil, 36% de pobreza en la población, 40% de caída en sueldos y pensiones, desmantelamiento del derecho laboral y la sanidad pública, subasta de los bienes públicos, criminalización de los parados, etc- es un ensayo de la política que Europa tiene reservada para los pueblos de su periferia, para extenderla después a Francia y a los satélites de Alemania en la centroeuropa pobre.
Y... recuerda: si votas, no eliges.
1. A esto podemos añadir que, según el Eurobarómetro de 2013, solamente un 31% de los europeos tienen una imagen positiva de la EU, cuando en el 2008, antes de la crisis, era del 48%. ¿Cómo no se van a sorprender los mismos ejecutantes de las políticas austericidas de que no ocurra una insurrección cívica generalizada en Europa?
2. Así, el representante del Banco Central Europeo, Mario Draghi, declaraba hace un par de años (Wall Street Journal de 23/02/2012) que el modelo social europeo estaba muerto.
3. "No sé qué es lo que nos distingue", canal internacional de TV France24, el 9 de abril pasado.
Si votas, no eliges 1
Si votas, no eliges 2
Si votas, no eliges 3
Si votas, no eliges 4
2. Así, el representante del Banco Central Europeo, Mario Draghi, declaraba hace un par de años (Wall Street Journal de 23/02/2012) que el modelo social europeo estaba muerto.
3. "No sé qué es lo que nos distingue", canal internacional de TV France24, el 9 de abril pasado.
Si votas, no eliges 1
Si votas, no eliges 2
Si votas, no eliges 3
Si votas, no eliges 4
Querido Carlos,
ResponderEliminarleo tus entradas con mucha atención, y profunda admiración y cariño. También suelo reenviar el enlace a personas que gustan de tu estilo. En un paréntesis de la relectura del "Menón", leo tu última entrada y me entran ganas de dejar un post en el campus virtual de mis alumnos. Les recomiendo -a pesar de oír sus suspiros "à l'avance"-, de cara a la evaluación, y como posible ocupación durante la jornada llamada "de reflexión", la lectura, no importa si hojeada, ojeada o de reojo, de este texto platónico que dia-loga la virtud, y más particularmente la virtud política. Una nota al pie de esa nota que les dejo enlaza con tu texto. Solo quería decírtelo.