Cita

miércoles, 8 de enero de 2014

El "bitcoin" como paradigma de "micropoder".

Sin duda, el poder por excelencia en la metamodernidad es el dinero. El capitalismo financiero se ha adueñado de cualquier otra parcela de producción de plusvalía dentro del sistema económico. Como tal, se ha hecho casi sinónimo del Sistema mismo . El poder del dinero parece ser lo más sólido en esta época "líquida". Su condición de equivalente universal ha llegado a hacerse tan omnipresente en todos los registros de la interacción humana, que ha dejado de tener un valor significante (valor facial), para reificarse en una consistencia que le hace parecer un objeto en sí mismo. La crisis financiera de 2008 nos ha hecho ver que el dinero -el sistema financiero- es lo único que no puede dejar de estar presente en nuestra cultura global. Como Poder, el dinero participa de la fuerza de coerción de los "poderes duros", y de la capacidad persuasiva y seductora de los "poderes blandos". Parece, pues, intocable, protegido como está por las legislaciones de todos los países, el oscurantismo de las instituciones que lo manejan, y la corrupción de los gobiernos.
Sin embargo, el Poder, como forma de relación social y como ejercicio para su organización, también está siendo afectado sustancialmente por el cambio cultural de la metamodernidad. Según la tesis de Moisés Naím (2013), no se trata de que no existan poderes y poderosos que lo acumulen y lo ejerzan, sino, más bien, que el poder y su ejercicio está perdiendo eficacia, se está degradando. La proliferación de nuevos actores está haciendo que cada vez sea más difícil de ejercer, y menos duradero, porque es más fácil de perder, porque cambia más rapidamente de manos y, sobre todo, porque se encuentra acosado por una multiplicidad de "micropoderes", surgidos por efecto de los cambios culturales ya habidos en el breve tiempo que llevamos de globalización económica, cultural y tecnológica.
Sería ingenuo pensar que el dinero, que tanto partido le ha sabido sacar a las nuevas tecnologías, no fuera a tener su replicante virtual en el ciberespacio. Así, en efecto, en el año 2008 nace el Bitcoin(1), una moneda virtual con un valor de cotización de 13 dólares. El año que ha concluido se tiene por el año de su consolidación. Por dos razones. Por un lado, su cotización actual está alrededor de 785 dólares. Por otro, porque después de un debate en el Senado de los EE.UU, el gobierno de aquel país le ha dado su visto bueno. Pero, sobre todo, porque ha empezado a ser utilizado por instituciones públicas, y aceptado ya en transaciones estandar -incluso se empieza a pensar en que sea patrón monetario para la cración de monedas nacionales.
Tal vez el bitcoin sea como el pequeño roedor que sobrevivó a la extinción de los dinosaurios, y acabó poblando la tierra en forma de homo sapiens. El hecho de que sea una moneda única y exclusivamente en manos de los usuarios, sin la posibilidad de injerencias de bancos centrales, y al abrigo de las decisiones políticas de gobiernos esclavos del capital financiero, le hace ser un micropoder cuanto menos inquietante para la hegemonía financiera de los mercados. Una moneda libre por primera vez en la historia, que conformaría un mercado monetario de transacciones instantáneas, libres y gratuitas(2).
Pero, sobre todo, me parece interesante como ejemplo de la emergencia de un contrapoder viable en el corazón mismo de lo que parece más inexpugnable del sistema. Cuando todo el orden de la Cultura parece unidimensional, cuando parece que no hay esperanza de alternativa a la globalización capitalista, a la gereralización del pensamiento político más reccionario, la generación dialéctica de alternativas a esa misma uniformidad parece venir de la proliferación de los pequeños movimientos, iniciativas a veces unipersonales, la continua emergencia de alteraciones apenas perceptibles en las corrientes princiales del poder económico o político, microseísmos originados por micropoderes diseminados por todo el tejido cultural, que pueden terminar produciendo los grandes cambios -como ya hemos podido ir viendo en los últimos treinta años en el mundo empresarial con las nuevas tecnologías, en la geopolítica con los fracasos militares de las grandes potencias, la caída de las dictaduras más longevas por lo que fueron en su inicio pequeños movimiento sociales, la fuerza de las minorías en la configuración de las políticas nacionales, etc.

1. Encontraréis una sumaria descripción en este enlace: Neo-lexikon. Los entresijos tecnológicos los podéis leer en:  Bitcoin: la tecnologia detras de la moneda p2p.
2. "El volumen de transacciones de bitcoin se acerca al de Western Union, y la capitalización del bitcoin es de unos 3.700 millones de dólares, comparable al PIB de Andorra y superando al de muchos países pequeños." (El País on-line, 11/11/2013). Según otras fuentes en "enero, la capitalización del mercado de bitcoins era de 106 millones  de euros, hoy es de 6.430." (El País on-line, 24/11/2013)

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