Escribía "El Roto"(1) sobre la imagen de un moribundo yacente en su cama de hospital: "¡Qué gente! ¡Nos quieren cobrar hasta las agonías!"
¿Por qué no -podría preguntar otro- si de ello se puede extraer una plusvalía?. ¿No son los Mercados La referencia global de nuestra cultura meta-moderna?
Nos encontramos asistiendo al principio del fin de la sanidad pública -uno de los tres pilares del estado del bienestar-. Los buitres de la sanidad privada afilan sus garras para la rapiña. En mayo de este año aparecía a toda plana -(Información, 9/5/2012) en páginas interiores-, la "noticia" de una especie de "Jornadas" en las que, media docenas de centros sanitarios privados, "reflexionaban" sobre las "oportunidades"que el futuro les brindaba, los "retos" y la calidad de su oferta asistencial.
Así de público es el reparto de invitaciones para el gran banquete del Mercado -con la salud de los europeos como plato único-, que empiezan ya a circular por la red los nombres y apellidos de los interesados. Así, ahora vamos sabiendo en España, de sociedades (Capio Sanidad, Ribera Salud, Atitlan ), de personas concretas vinculadas directamente -familiarmente, en algunos casos- con los políticos de la derecha que tienen en su mano la toma de las decisiones oportunas, y de lugares donde ya reinan -Comunidades de Madrid y Valencia, en primerísimos lugares-.
Sin embargo, si sabemos que la política es "la voz de su amo", lo que los políticos concretan en sus gestiones, corresponde a la indicación recibida por los Mercados, convertidos en el auténtico Zeitgeist de nuestra época. Al calor de esta cobertura, de esta legitimidad que otorga el convencimiento de que "ya se puede hablar claro", este año, estamos teniendo una serie de manifestaciones -en el sentido freudiano de hacer manifiesto -explícito- lo latente -inconsciente-, que no pueden ser más reveladoras del diseño del futuro que el Amo dibuja, casi más a medio plazo que a largo -la aceleración de nuestro tiempo hace que no sea ya ni un horizonte; es un "a la vuelta de la esquina"-.
¿Cuál sería el marco general? En abril, el Fondo Monetario Internacional alertaba del "riesgo de que la gente viva más de lo esperado". La política concreta recomendada ante tamaño peligro -conocido por los economistas como "riesgo de longevidad"-, es, ya sabemos, postergar la edad de jubilación, y recortar sus prestaciones. Antes de la crisis, la longevidad era uno de los indicadores estrella acerca de la calidad de vida de un país -índice en el que España puntúa tan alto-. Hoy, lo vemos convertido en un índice de riesgo económico para esos mismos países, y generador de desconfianza para los países ricos -donde la gente se muere antes, tal vez en lo que debe de ser un ejercicio de responsabilidad ciudadana-.
Tanta vitalidad en un país de longevos y de juventud en paro, como es España en la actualidad, parece haber iluminado un aspecto inexplorado, o insuficientemente explotado por el capital en nuestro país. Así, el mismo mes de abril, la empresa catalana Grifols -líder mundial en productos hemoderivados, cotizante en Ibex y Nasdaq- proponía poder extraer la sangre de los parados, a razón de 60€/semana. Para sus directivos, esta sería una manera de que extrajeran una renta aquellos que no tienen ni capital, ni trabajo. Podíamos decir una biorenta, ahora que se lleva tanto lo ""bio". "En época de crisis, si pudiéramos tener centros de obtención de plasma en España podríamos pagar 60 euros por semana a los donantes, que sumados al paro es una forma de vivir (sic)". Desde estos planteamientos, qué lejos y qué ingenuos nos parecen aquellos otros de Marx, cuando pensaba que lo único que tenía para ofrecer el proletariado al Capital era su fuerza de trabajo.
Justo en nuestras antípodas, en la paradisíaca Nueva Zelanda, en el mes de mayo, el gobierno derechista propone un plan de ahorro concerniente al otro extremo del ciclo de la vida. Si al FMI le preocupaba la longevidad de los ciudadanos europeos, el gobierno conservador neozelandés tratará de que, las mujeres que dependen de ayudas estatales, no se queden embarazadas, financiándolas para ello métodos anticonceptivos. Los sesudos economistas podrían hablar en este caso de "riesgo de natalidad" (si acabo de inventar el significante, o incluso el concepto, les permito que me lo copien). Y esto en un país que necesita imperiosamente aumentar su población.
Cuestionado así el derecho a vivir lo más posible, o a nacer cuando los padres decidan, parece quedar claro que "la vida" cotiza a la baja en los Mercados. Tal vez, en algún despacho de Wall Street, o de la City londinense alguien le esté dando vueltas al tema, ya que alguno de sus jefes le esté pidiendo explorar campos que aún tengan margen de beneficios, a riesgo de perder sus bonus del año. A mí se me ocurrió una propuesta posible, visitando una exposición de arte contemporáneo. Trataba de arte y vida artificial. Allí me encontré con la palabra que puede ayudar a los Mercados: Progeria. No me refiero a ella en su condición de enfermedad degenerativa. Me refiero a la potencialidad genética para limitar el ciclo de la vida. Si el capitalismo industrial encontró en la "obsolescencia programada" de los productos la manera de regular su consumo a través del diseño controlado de su duración, la nueva genética, que tantas expectativas levanta, y que tan buen encaje tiene con el capitalismo actual, tal vez aporte más de una solución a los Mercados, que podrían considerar la progeria de los ciudadanos como un aporte decisivo para el ajuste de sus presupuestos sociales, y así dar las indicaciones oportunas a los gobernante (2).
¿O no tenían fecha de caducidad los magníficos replicantes de Blade Runner?
1. Pocas horas después de publicar esta entrada, conocí la noticia de la concesión a Andrés Rábago García, ‘El Roto’, del Premio Nacional de Ilustración, por “su visión crítica, poética, aguda e inteligente", juicio al que me adhiero totalmente.
2. (Nota de 2013/01/22) El ministro japonés de Finanzas -Taro Aso, uno de los políticos más ricos del país- en unas declaraciones de esta semana, ha pedido a los ancianos que se den prisa en morir para evitar un gasto innecesario para el país.
Me ha recordado a " Historias para no dormir": imagino a los banqueros cada vez mas viejos, tratados por con una sanidad de elite y a los currantes "programados geneticamente". Espero que la realidad no supere la ficcion
ResponderEliminarIsabel
QUO VADIS? Hacia esa sociedad vamos y no somos capaces de cambiar el rumbo?
ResponderEliminarParece que las peores películas de ciencia - ficción, esas en las que siempre se nos muestra una "sociedad" rota o inexistente como grupo-social, donde solo impera el "salvese quien pueda", con el planeta oscuro y arruinado, donde la única ppreocupación de los humanos es vivir un día más a toda consta,... esta apareciendo en el horizonte posible.
Visto lo visto, parece que el plan más seguro es hacerse "replicante" y a vivir... Yo en mi caso no lo descarto, de hecho acabo de pedir cita.
ResponderEliminarEn "La Fuga de Logan" (novela de los '60 y peliculón setentero de ciencia ficción con estilo), para que la sociedad utópica construida se mantenga, la vida de los habitantes se limita a los 21 años (28 en la peli). Los habitantes viven en una cúpula y se habla de una ciudad fuera de la cúpula en la que está "permitido" envejecer. Recomendable para los que no la conozcais, aquí más info:
http://es.wikipedia.org/wiki/Logan's_Run
De todas formas, por poner algo de contrapunto, a la poderosa industria farmaceútica le interesaría que todos viviésemos muchos años a costa de perpetuos tratamientos médicos, ¿no?
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