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sábado, 26 de mayo de 2012

El uso canalla del lenguaje, 2.

Uno de los efectos que está teniendo el fraude electoral masivo del Partido Popular gobernante sobre el electorado nacional, ha sido el de hacer llamar la atención a una multitud de analistas y columnistas acerca de las torsiones de equilibrista, las tergiversaciones sumarias de la semántica, y las violaciones en masa del lenguaje que el PP está llevando a cabo, para hacerle decir lo contrario de lo que significan sus palabras y sus frases. 
Ello obedece a que se ven obligados a hacer lo contrario de lo que dijeron que harían cuando eran oposición, y así cumplir su auténtico programa de gobierno -que es, más bien, un Programa de Poder. La ocultación explícita de los Presupuestos Generales del año, hasta que no pasaran las elecciones autonómicas andaluzas y asturianas, evidencia el cálculo interesado y la mala fe del gobierno de Rajoy en el manejo de su política de gobierno para con los intereses de los ciudadanos.
Esta violencia semántica ha llegado a tales cotas de abuso, que se ha convertido en el hazmereir popular de las chanzas sobre el gobierno (1) -las redes sociales se saturan con el tema-, el cual ha conseguido cuotas de desprestigio inigualadas en un tiempo record. Juan José Millás, seguramente por su condición de literato, ha sintetizado muy bien el impresionante bagaje de "doblepensar" que el gobierno de Rajoy ya ha puesto en circulación en su discurso político, para justificar su engaño electoral de destrucción masiva, y su política de demolición del estado del bienestar. Así, recogiendo su narración (El País, 27/04/2012), y algunos apuntes más de mi cosecha, me sale este listado (seguramente, incompleto y provisional):
- la sanidad se encarece, para que siga siendo gratuita,
- la sanidad y la educación se privatizan, para que puedan seguir siendo públicas,
- se liquidan leyes laborales que garantizan la representatividad, el poder adquisitivo, y el derecho al puesto de trabajo, para proteger a los trabajadores,
- se penaliza económica y asistencialmente a jubilados y enfermos, para proteger a los más débiles,
- se disparan las tasas universitarias y en la justicia, para garantizar la igualdad de oportunidades,
- hay que plegarse al dictado alemán, para no perder soberanía nacional,
-hay que acabar con la pluralidad informativa (rtve), para salvaguardar el derecho y la libertad de información,
- hay que limitar el derecho al aborto, para defender la libertad de las mujeres a elegir,
- hay que acabar con los sindicatos, para salvaguardar la libertad de elección y negociación de los trabajadores,
- hay que masificar las aulas, para que no se perjudique la calidad de la enseñanza...
También desde ámbitos especializados se ha dado la voz de alerta del peligro que subyace a lo que, a veces, se denomina -gentil y erróneamente- como "eufemismos" del gobierno. Así, el colectivo "Economistas frente a la crisis", denunciaba la expropiación de las palabras que se están utilizando en la explicación de la crisis por parte de los interesados en imponer la política suicida del  déficit 0 - el "austeritarismo" (I. Ramonet), que sirve a los intereses de la economía alemana. Así, advertían, que:
- reestructurar, no es desregular,
- reforma estructural, no es sinónimo de recortes, ni de dilución de los derechos laborales/ sindicales/sociales,
- regulación, no es incompatible con liberalización,
- favorecer el crecimiento, no equivale a despilfarro, ni es antitético a la estabilidad,
- estabilidad presupuestaria, no es equivalente a déficit 0,
- criticar el incluir el Pacto de Estabilidad en la Constitución, no significa defender la inestabilidad...
Que la ficción anticipa la realidad es algo que podemos constatar a menudo. Y es una de las razones que justifican la existencia de la literatura. En la  entrada anterior referida al tema, siguiendo la estela de la verdad que enuncia toda ficción, recuperábamos la orwelliana 1984, como lúcida anticipación de la necesidad de los poderes del estado de construir su propio lenguaje, para resignificar la realidad sobre la que quieren dominar, y negar la verdad de la que quieren imponer. Sin llegar a la cuidadosa construcción de la ficción de Orwell, la neolengua del PP gobernante hoy es burda e infantiloide. Así, por ejemplo, como, en la oposición, han negado hasta la saciedad que subirián los impuestos, -especialmente el IVA-, y se lo han criticado al gobierno de entonces hasta la llamada al boicot (E. Aguirre, en Madrid), ahora, subir los impuestos se llama "cambiar la ponderación de las cargas impositivas", privatizar es "distribuir la competitividad empresarial", y subir el IVA, se llama "incrementar la imposición sobre el consumo". Nos recuerda aquello sobre el afamado valor del legionario, de quien se dice que nunca retrocede: da la vuelta, y sigue avanzando.
Más seria y peligrosa es la estrategia de imponer la mentira como verdad, y hacer que el discurso afirme lo que niega. En la fachada del Ministerio de la Verdad del país orwelliano, había escritas tres frases, que eran las consignas del partido único, gobernante en aquella república futurista: "La guerra es la paz", "La libertad es la esclavitud", y "La ignorancia es la fuerza". Estas contradicciones dejaban de serlo para aquellos hablantes por decreto, por la facultad asumida por el Poder para sostener dos afirmaciones opuestas sin ningún tipo de repugnancia lógica, intelectual o moral. Este mecanismo mental, llamado "doblepensar", exigía: 
- mentir, creyendo sinceramente en la mentira,
- olvidar aquellos hechos que interese no recordar,
- recordar aquellos mismos hechos cuando interese, y por el tiempo que convenga,
- negar la existencia de la realidad objetiva, sin dejar de saber en ningún momento que esa realidad negada, existe.
¿Os va sonando?
Desde hace décadas, la psicopatología ha llamado la atención sobre las consecuencias destructivas para la salud mental de este uso perverso del lenguaje (la teoría del "doble vínculo", de la escuela de Palo Alto, por ejemplo). El ejercicio de este doblepensar por el gobierno de Rajoy ha inundado su discurso de tal manera, que tendríamos que pensar en una epidemia de psicosis grupal, si les concediéramos el beneplácito de la sinceridad y la honradez. Pero, como no es así, ya que está ahí la voz y la palabra de la presidenta Aguirre -que no habla en "neolengua", porque no se siente obligada a transmitir ningún "doblepensar"-, que nos dice los argumentos -por así llamarlos-, y los objetivos del programa político que el ideario de su partido trata de imponer vergonzantemente. Por eso, porque el discurso de Esperanza Aguirre nos sirve como Otro de referencia, podemos leer como denegación  el discurso político oficial de su partido (2).
Hace ya casi un siglo que Freud analizó el mecanismo de las perversiones, su estructura inconsciente, a partir de la negación de una percepción que, sin embargo, se afirma al mismo tiempo, constituyendo la forma simbólica en la que la personalidad perversa se instala en su relación con la realidad. Este doblepensar perverso, distribuye la negación entre el actor, que la impone, y el  otro, que sufre su acción y sus efectos. Así, el denegador se atribuye el permiso de acceso a aquello de lo que el otro queda privado. 
Una política tan brutal de recortes económicos como la que está llevando a cabo la derecha, no va sin una política de recortes en derechos sociales -incluso civiles-. De forma que, en términos gruesos, las rentas altas, las rentas del capital, salen siempre mínimamente perjudicadas -cuando no claramente favorecidas-. Y es este privilegio económico y de poder -privilegio de goce, al fin y al cabo- el que necesita, para su legitimación y perpetuación en una sociedad aún democrática, que el doblepensar y la neolengua den la vuelta al calcetín de la realidad que vivimos.
Que este mecanismo sea perverso -en nuestra relación, yo me quedo con el goce, y para ti, la angustia (3)-, no quiere decir que no pueda producir una resultante enloquecedora. El psicoanalista francés J. Lacan decía que, para producir un psicótico, hacían falta tres generaciones. Este cálculo, no es tanto un cálculo generacional, como lógico: la resultante del recorrido de tres tiempos lógicos. En nuestra política nacional, han podido tomar esta secuencia:
1er tiempo: la generación Fraga. Dentro de su autoritarismo, la derecha franquista de primera generación post-mortem del dictador, reconocía y aceptaba la alteridad dentro de una praxis del conflicto. Su frase, "La calle es mía", precisaba bien la existencia diferenciada de los dos lugares del acto del habla: el lugar desde el que se habla, lugar de la enunciación; y el dicho, lo enunciado. Fraga reconocía que hablaba desde el Poder, y lo que decía -"la calle es mía"-, era el enunciado consecuente con el ejercicio de ese poder. 
2º tiempo: generación Aznar. La obtención de la mayoría absoluta (segunda legislatura) permite a Aznar borrar el lugar de la enunciación. Se escamotea que el enunciado se emite desde un lugar concreto del conflicto político -los intereses de la derecha-, para presentar un enunciado esencialista, dotado de un valor en sí mismo, autónomo: "Esto es así, y es así", "Porque las cosas son como son", etc. Aún así, en este tiempo, el borramiento del lugar de la enunciación deja su huella, y actos como la gestión de la catástrofe del Prestige (unos "hilillos" de petróleo), y de los actos terroristas de Atocha (la atribución interesada y falsa de la autoría a ETA), permiten seguir el rastro desde el enunciado hasta los interesados motivos del sujeto de la enunciación.
3er tiempo: generación post-Aznar (Rajoy, nueva mayoría absoluta). Se presentan los enunciados del poder dotados de un absolutismo y una  autoreferencialidad radicales. Para ello se debe operar el borramiento de la huella del borramiento del lugar de la enunciación. El Poder se propone como hablando desde el mismo lugar que aquel del destinatario de sus dichos: "La gente normal... la inmensa mayoría de los españoles... la gente como usted y como yo", "Y esto es así, y no pasa nada", la corrupción "no ha sido", y los corruptos son ciudadanos y políticos "ejemplares" (casos Camps, Fabra, Mata, etc). Tomemos como botón de muestra una frase del actual ministro de Medio Ambiente, Arias Cañete (feb.2012): "No queremos introducir desmanes urbanísticos en el litoral español". Esto lo dice alguien que fue ministro del gobierno Aznar (2000/2004), que había aprobado la Ley del Suelo (1998) que introdujo la barra libre para todo tipo de desmanes urbanísticos, convirtiendo la totalidad del territorio español en urbanizable, muy particularmente "el litoral español", con el resultado de destrucción paisajística y medioambiental, especulación masiva, y corrupción generalizada -muy particularmente en municipios y autonomías gobernados por su partido-, que todos conocemos.
Para realizar este segundo borramiento, es preciso que los jueces puedan ser acusados por los criminales (afinidad ideológica de los Tribunales -caso Garzón, caso Gürtel, caso de "los trajes", etc-, destitución de las cúpulas policiales díscolas, etc), y que el poder de los medios de comunicación adictos (gran mayoría de la prensa generalista, reparto de las TDT entre los afines, control de la dirección de la agencia de noticias EFE, control de la dirección de rtve, etc), faciliten la desmemoria colectiva, inundando con intoxicación y des-información cualquier rincón de la realidad, repitiendo hasta la saciedad, por ejemplo, cosas como que a quien hay que investigar es a los investigadores (verbigracia, la alcaldesa de Alicante, imputada por corrupción, culpando (marzo/2012) al fiscal y a la policía de querer arruinar su carrera política). 
Hay una dialéctica ejemplar en el gobierno, entre la obstaculización y  arrinconamiento de la (Ley de) Memoria Histórica, y el recurso permanente a apelar a la memoria reciente ("la herencia recibida") para justificar su ineficacia y su antisocial política neoliberal. Negar la primera es esencial, pues aquella alberga el ADN autoritario de su ideología política. Supone borrar su genealogía, esa línea bastante directa, que une la actualidad de sus enunciados de hoy, con el lugar originario del que emanan. Insistir en la segunda, es necesario para presentar su acción de gobierno como la única posible, aplastando el presente sobre el pasado, y así poner en el mismo plano lo que es diferente.
En cualquier caso, se trata de borrar el pasado, su narración, su magisterio, y nuestra deuda simbólica con él. Hacer del presente la única temporalidad, ya que, si lo de hoy -que es lo nuestro- es lo único posible, el futuro deja de existir.

(1) No contento con ello, el señor Rajoy ha conseguido ser también el hazmereir de todo Occidente, cuando ha negado la realidad del rescate solicitado a la UE, llamándolo "línea de crédito", queriendo que confundamos lo que es la metodología a usar, con el objetivo a conseguir. La prensa internacional, que no está sostenida por el Bankia de Rato y la señora Aguirre, se ha mofado a gusto de este nuevo ejemplo de neolengua en los titulares de sus primeras planas. Así, uno de los periódicos, decía (traducido): "Tú lo llamas tomate, yo lo llamo rescate." 
(2) [Nota del 12junio1012] No tener soltura en el ejercicio del doblepensar y la neolengua, puede tener consecuencias indeseables. La menos aventajada en su uso dentro del gobierno es la inefable ministra de Sanidad A. Mato. Su momento más estelar -hasta hoy-, son unas declaraciones (Cadena Ser, 2012/04/18), en las que se le oyó decir cosas así: "Buenas, buenas días, buenas tardes a todos [...] Vamos hemos universalizado la sanidad para los españoles. Saben ustedes que la sanidad es universal y que estaba recogida en muchas leyes pero nunca se aplica hasta el final. Todos los españoles tienen derecho a asistencia sanitaria gratuita. Todos sin dejar uno. Lo primero que vamos a hacer es eeehhh incorporar al derecho español un artículo de una directiva que les diré que está incorporado al derecho español todo eeeh laaa toda la directiva menos un artículo que justo es el artículo que prohibe de forma explícita desplazarse en busca de atención sanitaria. Luego hemos quitado también una cartera que llamamos cartera común suplementaria que la adjunto si me lo permiten con la cartera accesoria. Ahí estarían pues las prestaciones farmacéuticas, las terope.. tripe… teroperapéuticas, ehh… me he equivocado en la en el nombre y poner en valor lo que tiene mucho en valor, porque no hay cosa que tenga más valor que una medicina que cura enfermedades. Hemos adoptado una medida que ya estaba adoptada. Lo más importante que por primera vez los parados sin prestación parlamentaria, que... perdón sin presta sin.. sin pre…presta sin prestación sin prestación por desempleo, perdón. En definitva eeeh lo que les decía. No es lo mismo una persona que no está enferma en su consumo de medicamentos que una persona que está enferma. Los pensionistas que es no pagan nada son aquellos que ya no tienen derecho a prestación por desempleo, es decir los que ya tienen los que tienen simplemente eeehh. los.. ah perdón, pensionistas. Pensionistas son de los pe que tienen el... hablamos de renta no de pensiones. Pues yo ya me voy a callar."

[Adenda de febrero 3013] Nuevas cotas de ridículo en el ejercicio torpe del doblepensar se han superado con declaraciones que intentan ocultar la verdad de manera vergonzante. Así, la Señora Cospedal, S.G. del PP, se enzarzó en un galimatías de pseudoderecho pseudolaboral, al intentar ocultar en rueda de prensa, la relación que mantenía su partido con su corrupto ex-tesorero Bárcenas, después de haber declarado que habían “dejado” de tener relación: "La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido. Y como fue una indemnización indifi... en diferido, en forma, efectivamente, de simulación, de... simulación, o de... lo que hubiera sido en diferido en partes de una... de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social." ¡Magistral!

(3) Confrontar las amenazas de Rajoy, frente a las críticas y protestas ciudadanas por los recortes sociales, de que, hasta el final de la legislatura, cada viernes de consejo de ministros, va a ser un viernes de dolores. Y la cara de perversa satisfacción de la presidenta Aguirre, diciendo, por la televisión, cómo ella encuentra continuamente nuevas partidas donde poder ordenar nuevos recortes. (Adendas de julio 2012) 1. A modo de confirmación de lo anterior nos encontramos, dos meses después, con el  verdadero escándalo que ha causado el espectáculo del PP en el Congreso, con sus ovaciones cerradas cada vez que el Presidente desgranaba un nuevo recorte de las prestaciones y los derechos sociales, así como del poder adquisitivo de los ciudadanos en general, rematado con el "¡Que se jodan!" de la diputada por Castellón Andrea Fabra -mostrando así el pelo de la dehesa-, dirigido al colectivo de los parados. 2. Ignacio Ramonet titula directamente "Sadismo económico" su artículo de portada en el Le Monde Diplomatique de este mes, en el que da cuenta del (sin)sentido de las últimas medidas económicas del gobierno.

[Adenda del 26 de noviembre de 2014] En un magistral lapsus freudiano, el imputado Juan Cotino -que reinó católicamente en las Cortes valencianas en su último cargo institucional-, produjo hoy un acto fallido "logrado" al salir de declarar en su primera visita al juez, por la primera también de las muchas y variadas causas de corrupción con las que se le vincula. Este prócer de la patria, creía tener conseguida una sentencia retórica, resultona y expresiva, para responder a los periodistas siempre de la misma manera, desplazando sus responsabilidades políticas a su ineptitud, para negarlas en su inmoralidad. Así, pues, dijo: "Yo podré haber metido la mano, pero nunca la pata." Su risotada nerviosa al percatarse de que debía de haber dicho justo lo contrario, no nos priva de ese momento de emergencia de la verdad, que puede ser el único que le vayamos a escuchar en toda su vida púbica.

[Adenda del 2 de marzo de 2016] Lapsus de Rajoy: "Lo que nosotros hemos hecho, cosa que no hizo usted, es engañar a la gente."  https://getpocket.com/a/read/1212416426

miércoles, 16 de mayo de 2012

Si Grecia, otra vez, fuera...

La coincidencia de las elecciones francesas con las de Grecia e Italia, ha tenido el efecto de solapar las lecturas que caben deducir del hecho de la rápida popularidad de la idea de que la política de la disciplina fiscal, por sí sola, está siendo un fracaso, y hay que compensarla con una política decidida de estímulo al crecimiento. El peso de que sea el nuevo presidente de Francia el adalid entre los políticos de dicha denuncia, ha desviado hacia su victoria el impulso que ha tomado. Incluso, la mismísima Alemania merkeliana -sin apearse de sus exigencias austeritarias- está dispuesta a admitir el "hablar" del tema.
Sin embargo, me parecen de mucho mayor alcance los resultados de las elecciones griegas e italianas, leídas con la crisis de gobierno holandesa, y el éxito electoral de la extrema derecha francesa. Tanto en Grecia como en Italia, el triunfo de lo que se denomina "anti-política", ha sido arrollador en la primera, y muy notable en la segunda. Por su parte, el triunfo de la extrema derecha en Francia anuncia una profunda remodelación en la correlación de fuerzas dentro del espectro conservador tradicional. En Holanda, la crisis de gobierno precipitada por la negativa a la política de austeridad del partido de la extrema derecha que sustentaba al gobierno, mostró el poder decisivo que tienen hoy en Europa los fascismos, presentes, como están, en diversos parlamentos. 
Un escalofrío recorre el espinazo de Europa. Empieza a dibujarse cierta lógica de transformación social y política, que amenaza a la democracia representativa desde dentro de sus propias reglas. Por primera vez se está visualizando una Europa ingobernable. Ya no se trata de la excepción italiana, con su endémica inestabilidad parlamentaria. Tampoco se trata de las tensiones inherentes a la lucha política, y los cambios  gubernamentales fruto de las cambiantes alianzas entre las minorías. El panorama que comienza a dibujarse ahora no es de inestabilidad política, sino de ingobernabilidad democrática. Los partidos políticos tradicionales, los partidos que funcionan en la lógica de las exigencias del Mercado, implosionan al ver rechazadas en las urnas, por los votantes, sus políticas de ajustes salvajes, víctimas de sus devastadores efectos económicos y sociales. El grueso de los votos que les daban las mayorías que les permitía alternarse en el poder, se reparten ahora entre la abstención , y los partidos antes minoritarios, situados ideológicamente en ambos extremos, y que rechazan la supuesta necesidad de aquellas medidas draconianas.
Así, el abanico político se segmenta en media docena de grupos, o más, con un peso electoral similar, pero con posturas maximalistas -tanto económica, como ideológicamente-, que hacen imposible la formación de mayorías. Europa se hace, así, ingobernable, no por una cuestión intra-sistémica de la democracia, sino porque las políticas que exigen los Mercados son rechazadas por los votantes que legitiman los gobiernos que habrían de aplicarlas. Es una contradicción inter-sistémica. El obstáculo que opone el sistema democrático a las exigencias del capitalismo actual amenaza con colapsar su lógica vital del beneficio maximizado. 
La dialéctica política se ha desplazado, se ha deslocalizado, desde el interior del propio sistema, para convertirse en una dialéctica inter-sistémica: sistema político versus sistema económico. Pero el corte entre ambos no es simétrico, ni homogéneo. Del lado del conjunto "sistema económico", queda el capitalismo de mercado, más los partidos políticos convencionales, que son sus gestores. Mientras que, del lado del conjunto "sistema político", lo que quedan son los partidos no-convencionales, mal llamados "anti-políticos", por que con lo que están en confrontación abierta es con las exigencias del Mercado -aunque también rechazan la forma de hacer política de aquellos otros (corrupción, privilegios, distanciamiento de los electores (1), etc.)-. Estos partidos políticos, funcionan dentro del sistema -por el momento-, pero rechazan el  sistema económico del que -aún- participan. Si esto les llevara a ser operativamente  inviables, como opción real de gobierno, el sistema político democrático podría colapsar, porque, del otro lado, en la medida en que se vaya constatando que solamente una única política es posible, el sistema político parlamentario aparecerá a los ojos de la ciudadanía como un derroche de recursos, y sería sustituido por la gestión empresarial de los tecnócratas. 
Los Rato, los Montti, los Draghi, los Papademos, los De Guindos, etc, ya no alternarán la empresa privada y las tareas de gobierno. Apoyándose en el convencimiento social de que la Democracia no puede, ni de lejos, dar respuesta a los retos que presenta el capitalismo en una sociedad altamente tecnificada, las naciones se tomarán como empresas gestionadas como tales: solamente con criterios de rentabilidad y sostenibilidad económicas. Esta sería la sociedad post-democrática, una sociedad de gestores y productores/consumidores, identificados a un Bien común: la generación de riqueza. La tríada progresista de la modernidad: capitalismo ---> socialismo ---> comunismo, quedaría reemplazada por la tríada metamoderna: capitalismo democrático ---> capitalismo post-democrático ---> capitalismo post-político.
De nada sirvió que la Europa de los Mercados bloqueara la realización en Grecia de un referendum, para validar la política fiscal impuesta por Alemania. El calendario electoral trajo la "inevitable" celebración de elecciones. Y el resultado terminó por restituir la verdad de esa contradicción insalvable. Hoy, Grecia, a un paso de su expulsión de Europa -que ahora se llama "club"-, evidencia el choque de los intereses sociales, y los del capital. Y lo evidencia con la metáfora de la incompatibilidad del timing del nuevo capitalismo, con el tempus de la democracia parlamentaria, el de la discusión y el debate, de las elecciones y los consensos, de los acuerdos y desacuerdos, el de los pactos, el respeto y la tolerancia entre las personas y los grupos humanos. El Mercado no concede el tiempo que necesitan las interacciones humanas. Su tiempo es la velocidad de las nuevas tecnologías, que permiten la aceleración exponencial  de la obtención de plusvalías. Si la Grecia de Solón -precisamente tratando de organizar un mejor reparto de la riqueza, y de limitar los privilegios de los más poderosos económicamente-, fue el modelo de gobernabilidad de lo que sería la Europa de 2600 años después, tal vez hoy, en el albor del tercer milenio, vuelva a ser Grecia el modelo de lo que será un futuro tal vez no tan lejano.

(1) Ejemplo paradigmático de este estilo de hacer política es el lapsus freudiano del aspirante a la presidencia del land Renania N.-Westfalia, her Röttgen, cuando dijo en televisión: “Creo que debería convertirme en primer ministro, pero eso, lamentablemente, lo deciden los votantes”.